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Cuando ocurre la eyaculación, las sensaciones placenteras prosiguen en forma de relajación y alivio satisfechos. Cuando cesa, el orgasmo o bien descarga física está al final. Las sensaciones psíquicas y físicas desaparecen, hacia la gratificación, una especie de sueño soñoliento.
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¿Quién no ha visto, en las proximidades de alguna playa mediterránea, a una rubia conduciendo una vespa rosa y ha pensado Señor, señor? Puesto que el sinvergüenza del que tratamos es el que no piensa Señor, señor. El va y actúa.
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Me he dado cuenta de que si el mensaje 1020 coincide con un mensaje de copiar y pegar cada hora, estoy claro. No sé el número preciso que levanta la bandera roja, y estoy convencido de que Tinder no divulgará esa información.
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Desde la repetición de los mismos patrones las personas edifican la imagen de sí, que, como sabemos, es una reacción a heridas emocionales o físicas sufridas anteriormente. Es sencillamente una imagen y como tal, no es exactamente real.
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La situación erótica V: esta posición requiere cierta flexibilidad y se logra cuando la mujer está sentada en el borde de una mesa y el hombre se para frente a ella. Se le puede pedir al hombre que doble las piernas para llegar a la altura de la mujer.
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De forma que para los tibetanos la presencia real, eficaz, y actual de los Bodhisattas es reconocida sin reservas y con total convicción, entendiéndola como integrante de la economía espiritual de su planeta.
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Antes de esto seducía llevando el pañuelo de la dama en los torneos y muchos ya antes aun en algunos pueblos se pintaban, cantaban y bailaban para seducir a su mujer, lo que ocurre el día de hoy en comunidades primarias de varios continentes.
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Hay bastantes motivos para que disminuya el deseo, incluso cara una pareja que nos gusta. De entrada, es obvio que deseo sexual y placer van unidos y, por consiguiente, si una persona no siente placer en sus relaciones íntimas es muy posible que pierda el deseo.
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Este estado de sabia inocencia se alcanza en el momento en que nos despojamos del cinismo y del anhelo protector y entramos nuevamente en el estado de asombro propio de la mayoría de los humanos muy jóvenes y de muchos ancianos.
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Te invito entonces a que no dejes atrás nada, ni tomes ninguno de los consejos ya antes previstos como innecesarios, ni emprendas esta batalla para ayudar a tu matrimonio sin tener todo el equipo requerido en tu morral, en tu ánima, en tu psique y en tu corazón.
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